Desde mi experiencia en la práctica clínica psicológica y docente deseo hacer una reflexión sobre los educandos que son catalogados como «terribles», insoportables», «mal educados». Este articulo está dedicado a todos aquellos pequeños que no han tenido la oportunidad de recibir los apoyos necesarios derivados de un diagnóstico oportuno. Me refiero a niñas, niños e incluso jóvenes con Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad TDH.

Actualmente en la comunidad educativa se habla del «déficit de atención», no cabe duda que representa uno de los retos a los que nos enfrentamos profesionales de la salud, docentes y familias. El TDH data de años atrás, desde el siglo XVIII ya se hablaba sobre sobre sus manifestaciones clínicas. J. Quintero & C. Castaño de la Mota en su artículo Introducción y etiopatogenia del trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH), establecen una narrativa sobre la evolución de este complejo trastorno. A continuación, un breve resumen:

TDH Historia

Antes del año 1798 el medico escoses Sir Alexander Crichton describió pacientes con inquietud mental y motora derivada de una falta severa de atención sostenida especificando cómo ésta afectaba el rendimiento académico. Para 1845 Heinrich Hoffman en su libro de poemas para niños titulado, «Pedro Melenas» escribió «Felipe el inquieto», donde destacó las conductas propias de un niño con déficit de atención con hiperactividad impulsivo. Por otra parte, Sir George Still medico inglés, en el año 1902 describió 43 casos de niños que tenían graves problemas con la atención sostenida refiriéndose a lo que hoy conocemos como niños hiperactivos. Consideraba esta hiperactividad como consecuencias de un «fallo moral» que no estaba relacionada con una discapacidad intelectual.

En la década de los años 70 se comienza a dar la debida importancia a la atención sostenida, control de impulsos e hiperactividad conceptos que se asociaron al trastorno hipercinético (energía excesiva, dificultad para permanecer quietos, impulsividad y una tendencia a actuar sin pensar en las consecuencias).  Posteriormente fueron surgiendo los conceptos deficit de atención, hiperactividad e impulsividad; es así como en el año 1980 se llega al consenso sobre la denominacion del sindrome que paso a llamarse trastorno por deficit de atencion (TDAH).

TDH Etiquetas

Los niños con TDH como mencionabamos anteriormente son considerados como terribles, peleones, desobedientes, egoístas, irritables, desafiantes ante la autoridad y entre los mismos compañeros, quienes en ocasiones les acusan de ser crueles con los animales o mascotas, dañarles o robarles sus pertenencias o útiles escolares. Estas conductas suelen presentarse antes de los 10 años, generando malestar en la comunidad educativa y en las familias, donde los progenitores desconcertados y sin saber que hacer antes las quejas constantes reaccionan muchas veces de manera violenta generando un ciclo repetitivo de desobediencia y correcciones, generandose un entorno familiar tenso y una disminución en la autoestima del infante. En situaciones extremas, esto puede manifestarse como conductas antisociales más graves.

TDH Caracteristicas conductuales

En el estudio de Miranda, Jarque y Soriano (1999), se destacó que los niños afectados por el trastorno de déficit de atención con hiperactividad (TDH) muestran dificultades en la regulación de la atención, reflexividad y la actividad, lo cual contribuye al desarrollo de déficit de atención, hiperactividad e impulsividad. Por consiguientes estos niños presentan una conducta caracterizada por un continuo y cambiante exceso de actividad, dificultan para mantener la concentración en una tarea específica durante un período de tiempo prolongado (atencion sostenida), impulsividad, falta de voluntad e iniciativa.

En algunas ocasiones el TDH se presenta de manera simultánea con el trastorno de conducta (TC), que es caracterizado por El DSM- V como un patrón repetitivo y persistente de comportamientos en los que no se respetan los derechos básicos de los otros, las normas, reglas sociales o leyes. Rubiales, Bakker, Russo y González (2016), sugieren que bajo estas condiciones se generan complejas dinámicas en el ámbito conductual. Este fenómeno subraya la necesidad de comprender las conexiones entre estas condiciones para desarrollar enfoques efectivos de intervención y tratamiento (Sosa Hernández et al., Año de publicación del libro o revista).

TDH Investigaciones

Investigacion realizada por Jackeline Sosa Hernández et al (2017), sobre Trastorno de conducta en niños con déficit de atención e hiperactividad, demostró que, entre los niños con trastorno por déficit de atención, un pequeño porcentaje mostró también trastorno de conducta, siendo más común en niños de 14 a 18 años, mayormente en varones. La mayoría de los niños con un comportamiento disruptivo o de conducta solamente lo evidenciaban en sus familias. Los núcleos familiares disfuncionales fueron el factor predisponente más frecuente.

TDH Otros trastornos asociados

Otro trastorno que pudiera confundirse con TDH es el Trastorno negativista desafiante caracterizado por no cooperar a propósito, no seguir las reglas, discutir incluso sobre cosas pequeñas sin importancia, una actitud negativa e irritable general. En algunas ocasiones se presentan juntos y puede resultar difícil diferenciar uno de otro, según algunos autores la relación entre ambos trastornos radica en que los niños con TDH tienen la dificultad para controlar sus impulsos y gestionar sus emociones propiciando a la vez la dificultad para tomar turnos, la conducta desafiante e irreflexiva. Las estadísticas sugieren que los varones son más proclives a presentar TDH a temprana edad y con sintomatología marcada en comparación con las mujeres.

Como hemos podido ver los factores asociados al TDH son múltiples. Revisaremos algunas variables que según diversos autores están presentes en las causas del mismo. Una de ellas es el temperamento, por ejemplo, la falta de cordialidad en la interacción social puede potenciar las conductas asociadas a éste. Estudios recientes demuestran que este trastorno tiene una fuerte influencia hereditaria. Si los padres tienen TDAH, hay un 50% de probabilidad de que sus hijos también lo tengan. Estudios con gemelos sugieren que entre el 50% y el 70% de los síntomas del TDAH se deben a factores genéticos. Además, la probabilidad de tener TDAH es más alta en gemelos idénticos que en gemelos no idénticos (Muñoz 2006).

TDH Aspectos sociofamiliares

Los aspectos sociofamiliares también son factores a considerar. Para el caso el haber sido víctimas de abuso sexual, disciplina autoritaria o inconsistente, vivir en un entorno delincuencial o padres con antecedentes de trastornos de conducta son algunas de las variables a considerar cuando hablamos de TDH.

TDH Diagnóstico temprano

El diagnóstico temprano y oportuno, así como la diferenciación entre otros trastornos que pueden darse simultáneamente es de suma importancia ya que a más temprana atencion mejor pronostico. El diagnostico se hace a través de la observación, criterios de DSM V, entrevistas a los padres e incluso al niño en relación a sus respuestas al ambiente. En nuestra experiencia clínica, considero relevante hacer un perfil sensorial y valorar aspectos de su personalidad mediante el test de la figura humana y la persona bajo la lluvia para conocer la visión que tiene el niño de sí mismo, las personas que le rodean y el entorno; conocer sí el niño está experimentando ansiedad, temores y cómo el ambiente puede desencadenar conductas desafiantes. Existen además algunas herramientas que pueden ayudar a esclarecer el diagnóstico una de ella es el Cuestionario de conducta de CONNERS diseñado para profesores y padres de familia. Esta herramienta brinda un «índice de hiperactividad»

Un diagnóstico acertado requiere además de la colaboración de un equipo de profesionales de la salud. El plan de acompañamiento ha de ser transdiciplinario e integral que se base en las fortalezas del niño y potencie sus debilidades a fin de logra su mejor desempeño. En Ameluz brindamos un plan que incorpora el acompañamiento psicológico y psicopedagógico, complementado con sesiones de arte, Kung Fu, relajación y expresión corporal. Nuestro propósito es mejorar el bienestar integral de niños con TDAH mediante un enfoque holístico que integre arte, Kung Fu, relajación, expresión corporal y que promueva una conexión positiva y consciente con su propio cuerpo, contribuyendo así al fortalecimiento de la atención, el autocontrol emocional y las habilidades sociales para un desarrollo equilibrado y sostenible en su vida cotidiana.

Acompañamiento psicológico y estrategias exitosas

Mediante el acompañamiento psicológico es fundamental empoderar al niño para que aprenda a comunicar sus necesidades, lo que Amanda Morin en su artículo ¿Cuál es la diferencia entre los trastornos disruptivos de la conducta y el TDAH? denomina auto abogacía. A la vez se empoderar a las familias para que puedan hacer valer los derechos de sus hijos en el ámbito escolar es de suma importancia.

Con el propósito de apoyar a los pequeñitos que en la comunidad educativa presentan conductas propias de TDH sugerimos desarrollar los siguientes ejercicios propuestos por el Dr. P.J. Rodríguez Hernández, V.M. Barrau Alonso. Para mayor información puedes consultar el siguiente artículo científico.

La técnica de la reciprocidad se basa en la estrategia de hacer que otra persona apoye nuestro propósito al ofrecerle previamente algún regalo, premio o concesión como refuerzo positivo. Puede implementarse de dos maneras: la primera consiste en añadir el reforzador en la solicitud, utilizando palabras como «además» para introducirlo. La segunda implica hacer una petición inicial elevada, luego, al ser rechazada, negociar una versión menos demandante que, en realidad, era el objetivo original. Esta disminución en los requisitos actúa como refuerzo, permitiendo que la persona sienta que ha tenido control sobre la decisión.

Las técnicas de corrección buscan eliminar comportamientos problemáticos mediante la intervención oportuna cuando el niño realiza una conducta inapropiada. Se emplea la palabra «no» de manera firme y seria, respaldada por una comunicación propositiva en el entorno del niño. Es esencial evitar el uso excesivo de «no» y cambiar las instrucciones a una forma positiva. Por ejemplo, en lugar de decir «no comas con las manos», se dice «come con el cubierto». La palabra «no» se reserva para situaciones especialmente disruptivas. En casos más graves, se puede recurrir a la contención física, como separar al niño de la situación problemática, acompañada de la palabra «no».

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