En esta segunda entrega, detallamos los cinco aspectos que median en la gestión de las emociones.

EL MANEJO DE LAS EMOCIONES Y LA ALIMENTACIÓN

El reconocer y permitirnos experimentar cada emoción es el primerpaso para gestionarla favorablemente y prevenir decisiones impulsivas fomentando la toma de decisiones de manera consciente y reflexiva. El manejo inadecuado de las emociones puede generar conductas impulsivas como la alimentación emocional.

Un enemigo silencioso

Posiblemente recuerde cuando alguno de sus padres o familiares le calmaron con alimento, sin darse cuenta se convirtieron en alimentadores emocionales y por consiguiente usted llegó a identificar la comida con determinados estados de ánimo llegando a desarrollar el habito de la alimentación emocional caracterizada por:

  1. Comer para aliviar emociones: las personas que practican la alimentación emocional tienden a recurrir a la comida como una forma de hacer frente a las emociones negativas o incómodas (el estrés, la tristeza, Soledad, la ansiedad o el aburrimiento) Por ejemplo, pueden buscar alimentos reconfortantes, como helado o chocolate, cuando se sienten tristes o estresados.Familia compartiendo una merienda en la cocina de la casa
  2. Consumo impulsivo: la alimentación emocional a menudo implica comer de manera impulsiva y sin control. Las personas pueden comer rápidamente y en grandes cantidades, sin prestar atención a la saciedad o las señales de hambre reales.
  3. Elección de alimentos específicos: Las personas que practican la alimentación emocional a menudo eligen alimentos específicos que consideran reconfortantes o que están asociados con experiencias emocionales positivas de su pasado. Esto puede variar de persona a persona.
  4. Arrepentimiento posterior: después de comer emocionalmente, es común que las personas se sientan culpables o arrepentidas por su elección de alimentos y la cantidad que consumieron, lo que puede generar un ciclo de emociones negativas como la culpa y la vergüenza, lo que puede llevar a un ciclo continuo de comer en respuesta a esas emociones negativas.
  5. Decisión impulsiva: asociada al consumo de alimentos altos en calorías, grasas y azúcares, lo que puede propiciar un aumento de peso no deseado e incluso trastornos alimentarios que van desde la bulimia a los “atracones” incontrolados de comida que posteriormente generan sentimientos de culpa.

De manera constructiva queremos proponerle la frase “escucha a tu cuerpo, no a tus emociones» es una propuesta que destaca la importancia de prestar atención a las señales físicas del cuerpo y hacer la distinción entre una emoción y el hambre real para no actuar impulsivamente. Así como el capitán de nuestra metáfora hace uso de la razón, escucha atentamente el crujir del casco y el susurro del viento para no sucumbir evitando prestar atención a las voces aterradas de la tripulación, de igual manera es necesario a través de la razón prestar atención a nuestro cuerpo y emociones, saber distinguir cuando estamos comiendo por hambre o por aliviar alguna emoción.

Hasta aquí esta segunda entrega, los animamos a ser más críticos con nostros mismos, pero de manera positiva y así identificar si estamos Escuchando a nuestro cuerpo o a nuestras emociones.